hace unos días me encontré
este texto sobre mangos. no hay duda, si existe el paraíso sabe a mango. también me encontré el siguiente soneto, que algún tiempo atrás envié a alón con motivo de
este post. qué lástima que antrobiótica ya no siga entre nosotros compartiendo erudición, ironía, poesía y, por sobre toda las coas, el amor a la comida.
va, pues, soneto.
el mango que te gusta es amarillo,
el mango que te gusta es amarillo,
ancho, jugoso, sápido y carnoso,
es fruto del edén, es veleidoso,
te lo comes, te excita, ¡qué manguillo!
su jugo en tus sentidos es martillo
que da en tu nuececita, y sudoroso
te dejas penetrar por tumultuoso
evento que te cruza hasta el tobillo,
te gusta el mango grande y bien maduro,
de tersa piel sedosa y sin fibritas
que chupes y te lleve en claroscuro
al mundo de felices trogloditas,
donde sólo es verdad el hueso duro,
que te encanta y te duerme las manitas.