1. nadie se acordará de ti después de tu muerte. posiblemente los amigos que te sobrevivan; quizá tus hijos. después nadie. en pocos años todo lo que vivió tu
ser será reducido, si acaso, a un breve escrito, que se encuentra en algunas bibliotecas electrónicas. pocos años después, ni siquiera eso. el olvido es el páramo y el destino de toda vida. eso a mí me reconforta: hoy puedes
hacer-te como realmente quieres, como deseas ser; puedes ser cabal o hijo de puta, amigo o enemigo, pacifista, guerrero, hombre, mujer, lo que quieras; mañana no estarás en el recuerdo de nadie.
a wakefield le pasó esto en vida; buscó verse morir: un día salió de su casa y decidió borrar su existencia en los otros, en especial en su feliz esposa. a los diez años de exilio de su propia cotidianidad, había logrado su objetivo: wakefield estaba muerto. su esposa se volvió una viuda resignada y fiel: jamás tuvo otro enamorado. diez años y todo había cambiado, excepto el olor del fuego prendido en la chimenea de aquella vieja casa londinense. en ese tiempo la viuda sufrió, se enfermó, estuvo en su lecho de muerte, y un día, comenzó a mejorar. pronto salió a las calles y reinició su vida. quizá por eso, aquel que me contó esta historia dice que
es peligroso abrir grietas en los afectos humanos, porque se cierran con mucha rapidez.diez años después, un día de otoño en que la lluvia golpeaba fría, wakefield, hipnotizado por el fuego prendido dentro de su casa, sin poder detenerse entró por la puerta principal y desembocó en una sala en la que lo hacían muerto. la esposa se lo quedó mirando. sus ojos de sorpresa no rebasaron su mirada de resignación y desacuerdo. no le preguntó nada. a los dos días, ambos yacían muertos en su cama.
parias del universo, nos acordamos de wakefield porque todos somos él: ya nos olvidaron.
2. si mañana todos son wakefield la sociedad se colapsa. si los deudores dejan de pagar su deuda, si los educandos, de ir a la escuela; si se abandonan los puestos de trabajo, si la policía se encarga de sí misma y si los tímidos y los callados ponen bombas, habría un cisma escandaloso, brusco y sangriento. hace pocos días nos enteramos de un fraude histórico. todas las bolsas importantes temblaron porque el epicentro estaba en
wall street. estratagema madoff implicó la venta y reventa de un
dinero vacío, de
nada muy cara, muy costosa, que sólo enriquecía a una persona y a sus empresas. es la tomada de pelo del siglo, al grado que los cerdos más gordos gritan por mayor regulación y transparencia sobre un mundo que hicieron suyo, como premios para la
pura tranza. consecuencia de juegos donde wakefield es una cuenta inexistente, una empresa que desaparece, una transacción más.
deja de pagar tus tarjetas de crédito, que no depositen tu sueldo en el banco, que ninguna
operación sea hecha: hagamos cimbrar al sistema bancario. que nadie page en las tiendas de autoservicio, robemos todo; que no se pague el teléfono, ni el predial, ni la luz. que nadie pague sus impuestos: hagamos temblar al estado. siempre son pocas las horas, estamos sólo a un paso para que todo se derrumbe y comience de nuevo.
3. una maravilla del hombre es que siempre ha sido un ser inconcluso. desterrado de la naturaleza, o independiente de ella gracias al trabajo, el hombre es un ser curioso que está en constate recreación de sí mismo. los últimos cinco siglos han sido sorprendentemente revolucionarios, y asombra la forma de aceleración que tiene un clímax en el siglo veinte y fuerte explosión en los últimos cincuenta años. es admirable la velocidad de la integración de cada vez más mundo (más hombres, más tierras) al proceso de acumulación de las riquezas, monopolizadas en pocas manos. el hombre
hiperteconologizado es un hombre
hiperintegrado a la red de las relaciones de producción. pero sigue siendo un ser inconcluso.
estamos irresueltos, ante un abismo hambriento que ahora desea consumo. ya lo habían dicho: el mundo es una producción de sentido, de valor. cuando ese
valor no le pertenece a quien lo crea, transmuta y se voltea ajeno a su propio creador. mundo ajeno, peligroso, que no se reconoce en reflejo alguno; que se invierte en una posibilidad de propiedad, de ser poseído por medio del dinero, otro fantasma,
valor ajeno. el consumo es la ciega necesidad de mundo, de ser, hecha un poder insaciable que te exige comprar más y más sudor ajeno.
dejar de hacer, ser un inútil. así se pinta el nuevo wakefield. no servir, no usar y no pagar. el mundo no está
afuera, ni
adentro:
afuera es sólo el reflejo del
adentro y al mismo tiempo
adentro es una consecuencia del
afuera. el mundo es sólo un momento, que también eres tú, momento que pasa y acaece. nada importa en el movimiento del olvido incesante, sólo el
hoy. ¿estás listo para ser un wakefield?