(para r)
las olas se arrastraban a los pies,
después de la puesta del sol.
tú dijiste:
tengo todo lo que quiero. voltee
a ver tu cabello
que apoyaste quebrado en mi hombro,
como culata o rifle apuntando
al horizonte. la niebla subía,
y el agua cambiaba claramente
en una eterna forma de comodidad
y de tormento.
voy a disparar contra esto,
me dije a mí mismo,
él me dio la bala.
7 comments:
Correspondo, en primer sitio: Me remonta, igual, al Siglo XVII, pero siempre reniego de los dadores de balas, como no sea para dar con esa buena muerte. Pero aquí hay algo más, mucho más. Y entre la niebla alcanzo a percibir el dejo inmenso de nostalgia, no sé si por la bala, por él...
Cómo me gusta pasar por tu bló!!!
Un abrazo querido PK
Eso de los extremos, de los límites, de las balas que damos y las que atraemos me da un poco de miedo. Miedo que luego, termina gustándome.
Qué tal el king dador de balas?
he llegado aquí a través de google porque una de tus entradas era "Caída libre" y salía tu foto que he cojido para un grupo de facebook que yo misma he creado. Espero que no sea de tu desagrado y porfavor en caso de que lo sea, porfavor dímelo.
P.D: ME ENCANTA como escribes.
(:
¿Y la bala era de plata, hombre lobo?
querido errante, pero dime, qué del diecisiete nos convoca, en dónde fue? / yo también creo que hay mucho más, quizá por él... te mando un abrazo fuerte.
gran ícaro, siempre será un gusto tenerte aquí! va abrazo de regreso.
mi buen amigo fausto, habemos los que sólo en los límites comenzamos a ser. abrazo.
jane y raúl de alejandría: bienvenidos a este blog. pasen cuando quieran, están en casa.
hay algo que no entiendo... vuelvo a leer...
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