Hostigados por invisibles genios, los corceles del sol conducen el liviano carro de nuestro destino, y hemos de limitarnos a sujetar bravamente las riendas y a desviar las ruedas a la derecha o a la izquierda, para que no choquen con una piedra o no se precipiten a un abismo. ¿Adónde vamos? ¡Quién sabe! En realidad, apenas nos acordamos de dónde venimos.
Johann Wolfgang Goethe