Tuesday, February 24, 2009

notas / adopta un niño muerto

p'al junta


hace unos días comenzó a circular por internet una iniciativa impulsada por la población judía en méxico; se llamó “adopta un niño muerto”. más allá del escándalo, del contenido mediático y de la incomprensión que la campaña ha despertado, hay que apuntalar algunos elementos importantes.

en primer lugar, la calidad de un muerto, de un niño muerto. esto no es una estrategia morbosa para sacudir a “las buenas conciencias”. invitar a los judíos a que adopten un infante palestino asesinado en esta guerra irresoluble, le propone al mundo entero que el inmensurable precio de la vida no es ajeno a nadie. un niño es un niño en todo el mundo, el futuro joven, el recién llegado, el hijo del hombre.

todo aquel que adopta a un palestino muerto expresa su desacuerdo con este conflicto e iguala la vida de los niños, de cualquier infante. el relativismo cultural está vigente. nada nos diferencia de aquellos que están siendo atravesados por balas, justo ahora que se lee este párrafo.

estas reflexiones remiten de forma directa al problema de las víctimas. las conciencias hipócritas se conmueven con las imágenes televisivas de la desgracia palestina o se emocionan por la victoria casi total del estado judío sobre los árabes. en estos días miles de correos electrónicos han llegado a los buzones con imágenes de niños palestinos muertos, bajo leyendas como “me duele tu silencio”, o con fotos que equiparan el llamado holocausto judío con la masacre de palestinos en la actualidad. estas campañas de efectos especiales lo único que hacen es atrapar al hombre mediatizado, capturan a muchas personas que viven conectados a los media y que gracias a ello son portadores de una “opinión pública” creada. campañas que promueven el “pobrecitos”, el “qué desgracia” y que vierten opiniones fáciles y esgrimibles desde la comodidad del hogar o de la oficina; es decir, desde un mundo que se propone muy lejano a aquél en donde las bombas y los misiles de fragmentación siguen cayendo.

considerar a los muertos víctimas es un mecanismo activo del poder. la seducción del mensaje radica en la lejanía y en la diferencia. por eso, la propuesta de adoptar a un niño muerto conlleva un elemento importante. no estamos tan lejos de la masacre como se piensa. cuando yo hago mío un niño muerto le digo al mundo que el valor de una vida es el mismo en todos lados. aún más, estoy mostrando que no hay víctimas ajenas, que todos estamos involucrados en la destrucción del hombre por el hombre y que la única forma de atender este asunto es viéndolo de frente. los muertos no están en palestina, los muertos somos todos.

Thursday, February 19, 2009

Friday, February 13, 2009

mujer medianoche // cohen / ii

[para mi reina catalana]


llegué solo a un lugar lleno de gente. buscaba a alguien que tuviera líneas en la cara. la encontré ahí, pero ella ignoró todo mi interés. le pedí que me cargara; le dije: dama, ábreme, pero ella me desdeñó y me dijo que yo estaba muerto y que jamás podría regresar.

discutí toda la noche, como muchos hicieron antes, diciendo: lo que sea que me des, yo necesito mucho, mucho más. después ella señaló hacia el piso donde yo estaba de rodillas. dijo: no intentes usarme o rechazarme furtivamente, sólo gáname o piérdeme –para esto la oscuridad es!

lloré, ay, mujer medianoche, temo que te vuelvas vieja; las estrellas comen tu cuerpo y el viento te hace fría. si lloramos ahora, dijo ella, eso sólo será ignorado. así que caminé hacia la mañana, la dulce y temprana mañana, y pude escuchar a mi dama diciendo: me has ganado, señor mío, me has ganado.

Wednesday, February 11, 2009

Monday, February 09, 2009

cohen / i

*

derber
encuéntrame por favor
ya casi tengo 30


*

Tuesday, February 03, 2009

mi nombre es iman



creo que fue ayer, ya no me acuerdo. por la mañana, mamá nos llevó a mis hermanos y mí a casa de mi abuela samia, donde pasaríamos el día. era temprano cuando llegamos, y samia nos abrió las puertas, recibiéndonos con un khubz y hummus, que todos menos yo disfrutaron y no porque no me quisieran dar; para mí es suficiente la cálida y deliciosa leche que me da mi mami, suzzane, de su joven pecho. eran las nueve y mi abuela, además del khubz estaba cocinando un delicioso sumaghiyyeh para la comida. estuvimos tranquilos un ratito. dunia, mi hermana mayor, jugaba a ser la mamá de mahmoud, mi hermanito, que se reía por todo lo que dunia le decía y le obligaba a hacer. mi mama hablaba con la abuelita, no sé bien de qué, quizá sobre mi padre. yo estaba en el suelo, sobre una cobija, viendo mis manos. me gusta ver mis manos porque a veces parece que se mueven solas, dibujando figuras frente a mí.

todo estaba tan bien y de pronto el piso cimbró. primero se escuchó un golpe lejos, con un sonido sordo y hueco; luego otro golpe más cerca y otro más, uno tras otro, cada vez más cerca, con un sonido agudo y explosivo. mi mama me levantó del piso y me tomó entre sus brazos. apresuró a dunia para que cargara a mahmoud y le gritó a samia que dejara todo lo que estuviera haciendo. teníamos que salir de ahí rápido, y me pareció chistosa la prisa nerviosa que hacía sudar las manos de suzzane. no sé qué pasó, pero escuché un golpe muy fuerte que pegó en la pared, destruyéndola. comencé a llorar. me asusté mucho, de un momento a otro todo un muro de la casa se había desplomado. quedamos al descubierto, entre tierra y polvo. mi mamá gritó al ver cómo afuera todas las casas se venían abajo, entre los gritos de ayuda y agonía de las personas heridas.

después se escuchó otra explosión, seguida del sonido metálico de balas o balines que rebotaron por todos lados. samia, a pesar de estar ya grande (tiene treinta y ocho años) gritó muy fuerte, pero lo que más me asustó fue escuchar a duina, y luego a mahmoud, llorando de dolor. no lloraron como cuando mi mamá los regaña. lloraban de pena, de dolor, algo les había pasado. no podía ver bien. sonó otro golpe aún más fuerte. esta vez fue mi madre la que empezó a gritar, gritaba y decía mi nombre. creo que me llamaba, gritaba llorando mi nombre. ya no me acuerdo. yo sólo sentí un ardor profundo en el pecho y después me quedé dormida.